O es muy valerosa, de plano cínica, o está desmemoriada la ex alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, quien de buenas a primeras convocó a sus entonces colaboradores, a sus amigos de oca$ión de una parte de la prensa, y acompañada de su esposo Diego Omar Benigno –como se recordará, acompañante en aquel encuentro de su esposa con el presunto líder del grupo del narco Los Ardillos, Celso Ortega- ha salido a volver a presentarse públicamente como si nada, anunciando que viene un año de abierto proselitismo porque aspirará a un cargo de elección popular en el 2027.
Una apuesta arriesgada de la ahora suspendida de sus derechos por parte de su ex partido, Morena, quien desde este fin de semana retomó recorridos en colonias capitalinas haciendo lo que hacen exactamente las y los políticos quedabien y falsarios, las y los señalados como hipócritas: posar bien sonriente para la foto, queriendo dar buena imagen en las trasmisiones en redes, dando regalos y abrazando a la gente a su paso, con un único fin, que es el de tratar de posicionarse electoralmente y fue extraño que nadie se lo haya echado en cara, porque Otilia Hernández no tiene otro fin más que la notoriedad personalista, para ello incurre en eso que las y los guerrerenses, que todas y todos en el país, de hecho, siguen repudiando cada vez más: la falsedad presumida para la proyección electorera.
Pero nada ni nadie le obstaculizó a la ex alcaldesa su afán de protagonismo este fin de semana, así que vaya esperándola en su colonia o barrio en este juego de hipocresía y quedabienismo, tanto de ella misma como de quienes, se adelanta de una vez, nada le van a reprochar ni a reclamar, y mire que hay muchísimo que recordarle: la ola de sangre y luto a lo largo de su trienio, las crisis de violencia y psicosis en zonas antes tranquilas, como la plazoleta del barrio de San Mateo donde, además, le dejaron un narcomensaje junto a pedazos de cuerpos; la herencia de los tantos ‘aviadores’ y personal unilateral a esta administración actual, aprovechándose de la debilidad y la total falta de autoridad y hasta de carácter del alcalde sustituto Gustavo Alarcón Herrera y su actual equipo también de cómplices y sumisos.
Igualmente, parece que nada se la va decir y menos reclamar al ser la primera autoridad constitucional siendo exhibida en un encuentro claramente ilegal: ella con un líder del crimen organizado, bastante relajada junto a su esposo; un tema que ahora parece quedar en el olvido en instituciones de gobierno, en el actual ayuntamiento del medroso Gustavo Alarcón, por supuesto entre ex colaboradores de Otilia Hernández y entre ella misma, para beneficio precisamente de ese grupo político que cínica y desvergonzadamente se ha reactivado como si nada ocurriera, como si no hubiera muchas preguntas y actos que debieran de aclarar y esclarecer.
Juegan con fuego -¿Qué pasaría si la Fiscalía de la República reactiva la investigación por aquella reunión con el narco?-, pero sobre todo juegan con la memoria de las y los chilpancingueños la ex alcaldesa Otilia Hernández, su esposo Diego Benigno y sus colaboradores-cómplices; ahora que volvieron a hacerse públicos, es hora de echarles en cara que hay memoria y dignidad en Chilpancingo, ¿De qué manera?, haciéndoles ver que ya no son aceptados.