Niño curioso desde la primaria, entre Tlapa y Chilpancingo, preguntándose –por ejemplos- cómo funcionaban las máquinas o por qué la gasolina genera movimiento, el actual doctor en Física desde 1989 (nacido en un campamento maderero cerca de Metlatónoc, región Montaña de Guerrero) pasó a otra clase de preguntas, ya egresado del Tecnológico de Acapulco y la UAM Azcapotzalco, entonces para la maestría en el Cinvestav: “¿Cómo el espacio se vuelve materia?, ¿Por qué hay algo en lugar de nada?”. Era mediados de los 80’s y el guerrerense era parte de la generación pionera, del país, en el estudio de lo que, después, entre 2012-2013, serían temas populares en divulgación científica: Sector de Higgs, Bosón de Higgs y “partícula de Dios”. Y llegaron más preguntas (¿Qué pasaba después de la desaparición de partículas subatómicas?, ¿Será posible que Higgs decaiga a una partícula y a otra antipartícula de otro tipo?) para el doctorado -becado por Conacyt- en la Universidad de Michigan, EU, a la par de publicaciones en revistas especializadas, como la renombrada Physical Review Letters, donde planteó su teoría: pueden ser ‘parientes’ Bosón de Higgs y materia obscura, entre otros más de 100 artículos publicados donde colegas le han citado miles de veces. Con estancias, cátedras y oportunidades laborales en Alemania, España, Italia, Dinamarca, hasta China, yendo cada año al CERN europeo, desde mitad de los 90’s es catedrático e investigador en el Instituto de Física de la BUAP en Puebla, asesor del proyecto CMS (Compact Muon Solenoid, al español, Solenoide Compacto de Muones), ahora con más tiempo en Guerrero con interés de promover Ciencia donde lo inviten y hasta de consolidar una carrera asociada a la Física, que no ha habido; también, quién sabe, quizá descubriendo a un “Constancio”, joven venido desde abajo creciendo en Ciencia, protagonista de su libro, del 2020, “El muchacho que soñaba con el Bosón de Higgs”, con algunas vivencias autobiográficas, “es lo que quiero, un Constancio que sea profesor en Harvard, o sea profesor en México y complete teorías”, dice el condecorado por la Sociedad Mexicana de Física (SMF) en 2023, alumno de un posterior Premio Nobel en Física (Martinus J. G. Veltman), quien admite que “algo” (“yo le llamo el Misterio Universal”) puso llave -y la tiró- a las respuestas de teorías físicas, “no parece ser un Universo accidental”.
Pablo Israel Vázquez Sosa
Nacido el 5 de septiembre de 1961 en un campamento maderero llamado El Aserradero en la región de La Montaña Alta de Guerrero, cerca del municipio de Metlatónoc, al doctor se le pregunta, de inicio, qué sintió cuando fue condecorado con la medalla de la División de Partículas y Campos por parte de la Sociedad Mexicana de Física (SMF), en Mérida, Yucatán, en el 2023, “mucho gusto”, dice.
La verdad, admite, creyó que sería condecorado en 2013, año en que se descubrió el Bosón el Higgs, “al que le dediqué toda mi vida. No sé si se oye vanidoso: me he abierto paso en mi propio esfuerzo en el reconocimiento a mi trabajo”.
Las preguntas de niño, los estudios del científico
Estudiante de primaria en Tlapa y en Chilpancingo, en la Nicolás Bravo, llegado aquí por decisión de su padre Agustín Díaz Martínez -que quería que sus hijos estudiaran- mientras con su esposa, Jovita Cruz Ávila, se habían quedado en aquel municipio, el hoy doctor estudió en la secundaria ESFAID pero antes ya había descubierto su interés en la Ciencia, desde la primaria, viendo programas de televisión sobre Física y preguntándose cómo funcionaban las máquinas, por ejemplo motores o refacciones, que los hubo en casa al ser su papá un transportista, “¿Cómo se convierte la gasolina en movimiento, en energía?”, ya se preguntaba.
En secundaria tuvo una maestra que le trasmitió lo que llama “un orden”, además del gusto, por las Matemáticas, que seguiría desarrollando en el nivel bachillerato que, entonces, había en el Instituto Tecnológico de Acapulco, donde cursó Mantenimiento Mecánico y bachillerato Físico Matemático; egresó y se inscribió en 1979 en la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) Azcapotzalco, en Ciudad de México. En Guerrero, dice, no había (y ni hay a la fecha) carreras sobre Física.
Contextualiza: aquel año se dio el Premio Nobel de Física por el desarrollo de la teoría sobre la descripción de partículas e interacciones, llamado el Modelo Estándar, “un nombre muy modesto, una teoría grandiosa”.
Pero el joven Lorenzo quería estudiar Energía Nuclear, entusiasmándose más porque, en el país, se había anunciado un proyecto de veinte nucleoeléctricas, “estaba muy motivada mi generación”, lo que no se concretaría por crisis económica.
Cuatro años en Ingeniería Física, “me sentía muy bien pero comencé a notar que me gustaba más Física más básica, más pura; estudié problemas de Mecánica de Fluidos, un elemento para reactores nucleares, pero tuve un maestro muy generoso, muy bueno”.
Un maestro al que llegaba a decirle que estaba equivocado en algún concepto en el aula, llegando a debatir y cayendo en cuenta aquel profesor que su alumno tenía “mucho más de teórico físico que de ingeniero”, sugiriéndole cursar la maestría en Física en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde “llegaba uno muy motivado y aguantaba uno ritmos de trabajo intensos. Del ’83 al ’85 fue mi maestría”.
Entonces llegó queriendo encontrar la respuesta que, de hecho, desde antes se había planteado: ¿Cómo el espacio se vuelve materia?, “tenemos vacío y tenemos partículas, objetos; es la pregunta de Leibniz, ¿Por qué hay algo en lugar de nada?”.
Entender el vacío, en pocas palabras. A la fecha un tema de investigación y, por su parte, el doctor trabajó tema de tesis de maestría con el académico Miguel Ángel Pérez Angón, quien le sugirió estudiar Sector de Higgs, que desarrolló el inglés Peter Higgs.
– Los términos “partícula de Dios” y Bosón de Higgs se popularizarían, por así decirlo, años después; comenta que hasta el 2012, 2012 en base a su descubrimiento. Usted estaba estudiando de ello desde los 80’s-, se le comenta al entrevistado.
– Por eso me dieron la medalla (del SMF). Así es la Física teórica: proponemos una idea que tiene mucha profundidad, pero se necesita la tecnología para que se pueda descubrir.
Entonces, Pérez Angón le sugirió ir “por la orillita” antes de que, en los 80’s, toda esa teoría novedosa les ganara, porque sus implicaciones, además de científicas, son hasta filosóficas: ante un enjambre de partículas se ha tratado de explicar de dónde surge esa infinitesimal materia; llegó el término quarks y desde los 50’s se sabe que tiene masa medible, entonces la pregunta era ¿De dónde viene esa masa?, una dificultad porque “es más fácil una teoría sin masa, pero sin masa no hay enlace, no hay química, moléculas, no hay vida”.
Llegó Higgs y teorizó que el vacío pudiera ser el origen de la masa, así creó en 1967 su teoría Rotura Espontánea de la Simetría, “actualmente, lo que sabemos, podemos explicar el 5 por ciento de la masa del Universo, el otro 95 no sabemos qué es, no tenemos teoría; sabemos que existe algo, se propone que tiene que haber otra materia: materia obscura”.
Ciencia pura y dura en EU, Europa, Asia y Puebla
El académico ya se planteaba qué pasaba después de la desaparición de partículas subatómicas, de existencia de menos de un segundo; de término técnico Decaimientos, fue su tema de tesis de doctorado en la Universidad de Michigan, Estados Unidos, becado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Sólo dos mexicanos entonces, un poblano y él, guerrerense.
Ya estudiaba Supersimetrías, teoría cuántica de campos y de grupos, siempre con base teórica de Mecanismo de Higgs, con uno de sus maestros que después sería Premio Nobel en Física en 1999, Martinus J. G. Veltman, “le gustaba la película Viva Zapata de Marlon Brando, me hacía preguntas de cultura mexicana”.
– En mi trabajo encontré que podrían ser ‘pariente’ Bosón de Higgs y materia obscura, tienen origen común, esa es mi teoría; ese trabajo lo publiqué en 2009 de manera individual en una revista, Physical Review Letters. El mayor mérito es que te lean y te citen, tengo 102 artículos en revistas de prestigio, me han dado como 5 mil citas-, resalta el doctor, “en el que más me han citado es uno en que propuse, en la teoría conocida, ¿Será posible que Higgs decaiga a una partícula y a otra antipartícula de otro tipo?, la gente decía ‘eso no tiene sentido, no puede ser’, hice las cuentas, publiqué”.
Y lo publicó en año 2000 y no en cualquier revista, sino en una “canónica: físico de partículas que no publique ahí no puede llamarse físico de partículas, Physical Review D”.
Ya doctor en Física, graduado en 1989, estuvo un año en Ciudad de México, Cuernavaca –donde radicaban sus papás- y ocasionalmente en Chilpancingo, “muy desconectado del mundo académico e intelectual de aquí”; después, una estancia en la Universidad de Wurzburg en Alemania, después en la Universidad Autónoma de Barcelona y en Valencia, “tenía plaza en Cinvestav pero me permitían irme a un postdoctorado. A mediados de los 90’s regreso a México”.
Aquel poblano que conocía desde Michigan, Pedro Hernández Tejeda, empezó a tomar notoriedad en instituciones en su estado y lo invitó, ya como director del Instituto de Física, a integrarse como profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), alrededor de 1995 y hasta la fecha, “daba Mecánica Cuántica, Electrodinámica, no di materias básicas, me dejaban optativas o del postgrado”.
Además de articulista especializado, el doctor es conferencista y divulgador de Ciencia, “he dado pláticas a niños de la calle en Puebla, me acerqué a talleres de literatura; aquí (en Guerrero) he dado pláticas en la UAGro, en Química, en Ingeniería, en (la normal) Ayotzinapa. Esta etapa de mi vida es, ¿Qué puedo hacer para que haya algo en Guerrero, una carrera asociada a Física?”.
Lorenzo Díaz tiene el plan de hablar de Física y de Ciencia una vez a la semana, para ello está dispuesto a acercarse a alguna institución o recinto aquí, en Chilpancingo.
– ¿Su libro, “El muchacho que soñaba con el Bosón de Higgs”, es autobiográfico?
– Tiene elementos-, recuerda aquí que, como Constancio (el protagonista de la publicación, del 2020), llegó a ser objeto de racismo por su aspecto físico, curiosamente en México, no estando en otros países (recuerda aquí que estuvo también en Italia, Dinamarca y China), donde descubrió que no se usa la frase “mejorar la raza” cuando un local se casa con un o una extranjera.
– ¿Ha estado en el CERN (en francés, Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire; en español, Organización Europea para la Investigación Nuclear), en Europa?
– Voy cada año, (donde) hay mucho por hacer. En Puebla tenemos un grupo experimental, CMS (Compact Muon Solenoid, al español, Solenoide Compacto de Muones), que hace cosas maravillosas con el poco dinero que tenemos, soy asesor de ese grupo.
Años después, ahí en el CERN, el entrevistado se acercó a un ya muy grande Premio Nobel doctor Veltman, quien de inicio no lo recordó; al especificarle que estuvieron ambos en Michigan, lo vio y exclamó: “¡ah, tú resolviste el problema del Alineamiento del Vacío!”, el trabajo que le había sugerido entonces, “mi trabajo lo tenía bien presente”.
Por un Constancio en Harvard o que complete teorías
– ¿Es religioso, doctor?, ¿Cree en Dios?
– Tengo una posición, no ambigua: yo le llamo el Misterio Universal, alguien le llama Dios.
– ¿Pudiera ser el generador de toda esta fuerza y existencia del Bosón de Higgs?
– Algo, como Dios. El problema de las religiones es que personifican; entre más conoce uno el Universo, más ridículos nos hacen creer en un viejito en una nube.
Incluso para Lorenzo Díaz “ese algo” le puso llave a las respuestas sobre teorías físicas y esa misma llave la tiró, “cuando me preguntan ¿Por qué crees posible que haya algo?, porque el Universo se describe con Matemáticas, las ecuaciones que usamos tienen una belleza, un orden; ese orden es lo que asocio con algo, a veces también le llamo la Divinidad, el misterio. No parece ser un Universo accidental”.
Lo que se sabe, lo más básico –continúa el doctor-, es que algo tenga masa cero, o una masa muy grande, la más grande que pueda haber (Masa de Planck), “el misterio es, ¿Por qué hay una masa tan cerquita de cero y tan lejos de ésta?, eso explica que haya universo estructurado, ese es el problema que estoy alrededor de él, dándole vueltas”.
– Gracias, doctor. A ver si con este plan suyo de divulgación en Guerrero descubre o surge algún Constancio, como el de su libro.
– Eso es lo que quiero, un Constancio que sea profesor en Harvard, o sea profesor en México y complete teorías.









