Muy previsiblemente la situación de Jacinto González Varona acabará tratándose en la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia –CNHJ- de la dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional –Morena-, ahí donde van a parar los casos concretos de militantes que acaban por ser impugnados y rechazados hasta por la propia militancia.
A este momento, cuando se sabe que el todavía dirigente estatal de Morena se mantiene en la representación en lo que transcurren los acuerdos del Consejo Estatal, lo innegable es que el polémico joven polarizador ha profundizado una grieta muy difícil de subsanar porque lo dicho por quienes le cuestionan no hace sino reafirmar una afirmación generalizada que de por sí se sabía, aceptada hasta por quienes no militan en Morena: Jacinto González se ha vuelto un representante partidista ni confiable ni parcial porque, quién sabe en qué momento, se engolosinó por el poder partidista de tal manera que ha creído que de mandar en Morena-Guerrero, de pronto se creyó con los merecimientos, las tablas y la capacidad de llegar a pensar en gobernar todo un estado, esta entidad donde, además de tener muy bajo nivel de posicionamiento público, ante el electorado, ahora no hace más que ahondar las diferencias dentro del mismo partido.
Es decir, ahora resulta que el todavía impugnado Jacinto González Varona se ha vuelto “un contra” para la militancia de Morena que sólo ha pedido seriedad, imparcialidad, tranquilidad, hasta inteligencia de su dirigente, ahora convertido en un dictadorzuelo dentro del Comité Ejecutivo Estatal al que está utilizando para tratar de darse a conocer a través de burdas pintas con su nombre en cada vez más espacios públicos, ¿Cuándo, en otros partidos al menos en Guerrero, se había visto que la o el dirigente estatal quisiera más notoriedad ante la ciudadanía?, es más, ¿Cuándo se ha visto que el mismo líder partidista pase por encima de los propios estatutos del instituto que representa, como en su caso, al pasarse por donde quiera el precepto de austeridad establecido en el Consejo Nacional?
El caso del todavía dirigente estatal llegó este lunes a la mañanera con la presidenta Claudia Sheinbaum, nivel de lo rápido que está escalando la división en Morena Guerrero debido a los actos ambiciosos, imparciales, de poca categoría, de una persona que, de por sí desde antes, no ha sabido cohesionar a la militancia morenista de la entidad, sino todo lo contrario; ahora la paciencia se ha agotado por parte de la creciente ala democratizadora que exige imparcialidad y seriedad en el Comité Estatal, por supuesto una renovación desde ya antes de que inicien los tiempos legales de precampañas rumbo al proceso del año 2027.
Seguramente –como se ha estado viendo- Jacinto González Varona seguirá aferrándose y defendiendo su ya endeble liderazgo en Morena Guerrero; eso sí, todavía se está a tiempo de consolidar los necesarios cambios en la estructura partidista guerrerense, cuya militancia no puede ni debe perder tiempo en polarizaciones cuando hay otras prioridades organizativas y de consolidación de la Cuarta Transformación, así que estos días, hasta el domingo, deben ser cruciales para lograr el cambio de dirigencia nacional, encabezada todavía por un “contra” de los intereses colectivos-partidistas, a quien ya buscan tirar de la dirigencia que se apropió y desde donde no ha garantizado unidad ni piso parejo. Así, cómo.