Donde se le vea, el presidente del Comité Ejecutivo de Morena en Guerrero, Jacinto González Varona, sigue haciendo gala no sólo de chocante e inquietante prepotencia, sino de la corroboración de que –así pareciera- hay ciudadanos de primera a los que hay que tratar y cuidar ostentosamente mientras la gran, pero gran, mayoría de población padece prácticamente todos los días, de manera directa o indirecta, los estragos de la inseguridad y las acciones criminales.
Alejado totalmente del sentido de “ser pueblo”, una de las bases ideológicas del propio partido que encabeza en la entidad, Jacinto González continúa sin asomo de inquietud, incomodidad, algo de consciencia social tan sólo verse a sí mismo: mientras –se reitera- la violencia sigue afectando diversos rubros sociales, y a la par se realizan diarios esfuerzos gubernamentales para incidir en el la disminución de los índices de criminalidad, el dirigente parece muy cómodo confirmándose como uno de los poquísimos actores políticos con ostentosa seguridad personal, y no cualquier tipo de resguardo: en un estado y un país donde los efectivos policiales y militares siempre son muy necesarios en donde sea, trabajando para garantizar la pacificación tan urgente que muchas veces se resquebraja –como este miércoles en el valle de El Ocotito y la zona de Barra Vieja, sólo hablando de esta entidad-, al dirigente estatal de Morena no sólo parece no importarle, sino que –se insiste- se le nota muy cómodo, verse rodeado de unidades oficiales de la Guardia Nacional y de efectivos de la corporación federal, generando no admiración ni respeto por ese actuar público, sino desconfianza y muchas preguntas, todavía sin respuesta a la población ni a la militancia del partido: ¿A qué le tiene miedo Jacinto González Varona?, ¿Qué tendrá que decir de este, su blindaje personalizado, mientras las y los guerrerenses, en su gran mayoría, continúan incrementando su percepción de inseguridad en cada vez más municipios?, ¿Cómo se sentirá viéndose como un ‘guerrerense de primera’, haciendo uso de recursos federales materiales y humanos, para beneficio completamente personal?
Pero también, no menos importante, ¿Por qué persiste el silencio de las y los militantes y simpatizantes de Morena en Guerrero, conformistas incluso ante esa clase de demostración de privilegios de alguien que, además, no les está garantizando ni unidad y menos ‘piso parejo’ en la próxima definición de candidaturas estatales rumbo al 2027?
Este miércoles, en un restaurante a la entrada de la colonia La Cinca, al sur de la capital, las y los comensales de pronto se vieron rodeados de unidades y efectivos de la Guardia Nacional; del temor y la incertidumbre se pasó a la molestia y la incomodidad: la flota federal, pagada con impuestos del pueblo, cuidaba a sólo una persona, a Jacinto González Varona, él muy tranquilo, ensimismado en el privilegio y el alejamiento del pueblo -exactamente como tantos otros compañeros de partido a nivel nacional en estas fechas-, haciendo gala de un chocante acto que lo diferencia del resto, que lo pone por encima de ‘la plebe’, como muchísimos actores políticos y gobernantes de antaño que causaron rechazo en la ciudadanía, ¿No se supone que esa clase de demostración de “palancas” no iban a verse en esta transformación de la vida social, política e institucional en Guerrero y el país?, nadie hasta ahora en Morena ha respondido, menos el fifí González Varona.