El reclamo público ahora del sector hotelero de Acapulco, que en plena temporada vacacional ha acusado a la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco –Capama- de no suministrarle agua potable, va sumando en este pesado lastre que se cierne sobre una presidenta municipal no sólo objeto de burlas, sino de creciente molestia, como también de fuerte sospecha por una nada descartable malversación de presupuesto público; que todavía no esclarezca el ejercicio de los 989 millones de pesos de las y los acapulqueños da pie a ello.
Ese pesado lastre que carga Abelina López Rodríguez se llama descrédito: carente ya de total confianza de sus gobernados, como también incluso de otras instancias de gobierno –como la Auditoría Superior del Estado-, tuvo que darse este increíble y sorpresivo segundo trienio de la alcaldesa en el ayuntamiento porteño para que las circunstancias sociales y sus recientes contextos la vayan poniendo en su justo lugar: insensible, evasiva, prepotente, retadora, ya hasta grosera con el pueblo acapulqueño –ahí está de ejemplo su manera de responderle a una mujer que solicitaba la atención a un socavón en una colonia-, a la oaxaqueña de origen se le acaba la notoriedad en lo público-político porque simplemente se le está acabando su tiempo edilicio; ya sin la influencia, notoriedad, sobre todo sin los millones de pesos de presupuesto anual –hasta se dice que también sin ‘padrino’ en la Ciudad de México-, sólo será cosa de dejar pasar los meses próximos para oficializar tanto la entrega del gobierno de Acapulco, en el 2027, como la desaparición pública de una mujer prácticamente sin futuro, al menos no de altos vuelos de nuevo en Guerrero.
Eso sí, en lo que se va consumiendo este segundo periodo gubernamental de Abelina López en Acapulco, las y los gobernados, por supuesto también los turistas, deberán tener más que paciencia, aguante: faltan muchos meses para que concluya este gobierno y no habrá más que seguirse manifestando –como el sector hotelero- por ejemplo ante la cada vez más constante carencia del agua entubada, como por el empeoramiento en la imagen pública y la prestación de servicios públicos básicos, como bacheo, alumbrado, y ya ni decir seguridad, lo peor dentro lo peor en estos gobiernos encabezados –en primer y segundo periodos- por alguien que se desentendió completamente del tema, a pesar de que constitucionalmente está obligada a hacer trabajo de acuerdo a sus competencias de gobierno.
Más quejas del influyente sector hotelero local, asaltos imparables-, bloqueos por falta de agua en más zonas, una terrorífica crisis por matazones y ataques a más sedes de gobierno, en medio de una completa omisión tanto de la alcaldesa como de quienes integran su administración desde ya colapsada, también –hay que señalarlo- en medio de un ya silencio generalizado de áreas como la Auditoría del estado como del Congreso local, que tal parece que sólo quisieron ‘acalambrar’ a Abelina López únicamente en lo mediático, porque ya ni una actualización se ha dado respecto a la nula transparencia del referido monto del erario porteño.
Pareciera, entonces, que no queda más que esperar el inevitable paso del tiempo; las y los acapulqueños no tendrán de otra más que seguir padeciendo al gobierno de Abelina López Rodríguez, que con tantos reclamos y decepción sociales continúa rebasada, omisa, ya alejada por completo de ese pueblo que la arropó.