Mario Maldonado
Los gobernadores que obtuvieron su triunfo en las elecciones de junio pasado comenzaron a rendir protesta en sus respectivos estados, con más retos y riesgos que los que recibieron sus antecesores, la mayoría del mismo partido (Morena).
Entre los principales retos que enfrentan los nuevos mandatarios y mandatarias son la violencia y la inseguridad, las deudas estatales, los conflictos sociales y las cuentas públicas que no cuadran.
El caso de Veracruz: Rocío Nahle recibió de manos del también morenista Cuitláhuac García una de las entidades más endeudadas de la República, por lo que anticipó que se tendrá que limitar la construcción de obra pública, debido a que se destinarán 10 mil millones de pesos anuales al pago de la deuda.
En el tema de la seguridad, la exsecretaria de Energía llegó al gobierno en un contexto en el que al menos siete grupos delincuenciales de alta peligrosidad se pelean rutas y territorios. Los crímenes que más se registran son los homicidios dolosos y afectan principalmente a los municipios de Poza Rica, Veracruz, Xalapa, Coatzacoalcos y Córdoba.
Nahle tendrá las manos atadas para proceder en contra de su antecesor, pues la presidenta Claudia Sheinbaum le ha tendido una red de salvación, al anunciar públicamente que Cuitláhuac García se incorporará a su gabinete. Y por lo visto tampoco podrá perseguir a sus acérrimos rivales, los Yunes, que ahora son cobijados por la plana mayor de Morena en el Senado.
El caso de Chiapas: bajo el mando de Rutilio Escandón el estado se hundió entre la inseguridad y la deuda, sin contar el surgimiento de grupos de autodefensas y grandes poblaciones de migrantes que se encuentran varados en aquella zona.
El nuevo gobernador, Eduardo Ramírez, “El jaguar negro”, se encontró con que en las finanzas públicas hay al menos 3 mil millones de pesos que se esfumaron sin justificación, según los reportes de la Auditoría Superior de la Federación. El tema deberá atenderse con la mayor delicadeza posible por parte del mandatario entrante, pues Escandón también pasará a formar parte del gabinete federal.
En la entidad chiapaneca hay siete grupos criminales que coexisten, algunos de los más poderosos del país, como el Cartel de Sinaloa, el Cartel Jalisco, Los Zetas y algunos transfronterizos como la Mara Salvatrucha.
El caso de Jalisco: el emecista Pablo Lemus llegó al reemplazo de Enrique Alfaro en medio de una ola de violencia vinculada al crimen organizado. El Cártel Jalisco Nueva Generación se ha afianzado en estado, que es su bastión y base de operaciones.
Por el lado positivo, el arribo de Lemus a esa gubernatura significa también un renacimiento de la relación con el partido Movimiento Ciudadano a nivel nacional, tras el rompimiento que se tuvo en su momento con Alfaro. Mucha de esta operación cicatriz tiene como artífice al senador Clemente Castañeda, quien, sin embargo, no logró quedarse con la presidencia del partido, la cual acaba de asumir Jorge Álvarez Máynez.
Asimismo, este fin de semana toma protesta el morenista Alejandro Armenta en Puebla, en sustitución de Sergio Salomón, quien se convertirá en el nuevo titular del Instituto Nacional de Migración. El reto del gobernador saliente será aclarar unos 500 millones de pesos, según la ASF.
También deberá enfrentar el repunte de los delitos del fuero común, pues según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Puebla se registran unos 200 delitos cada día.
Las herencias malditas de los gobernadores salientes, principalmente de Morena, ponen la vara demasiado baja para sus sucesores, pero a su vez los obligan a dar resultados en los temas más sensibles, como seguridad y gobernabilidad.
Resultó muy mala la primera generación de gobernadores morenistas que llegó al poder con la ola obradorista.