El Infonavit y el millón de viviendas de Sheinbaum

Mario Maldonado

Uno de los programas económicos más ambiciosos de Claudia Sheinbaum es el de construir un millón de viviendas en su sexenio a través del Infonavit. Dicho plan es clave para mantener empleados a los trabajadores que participaron en las obras insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y para detonar crecimiento mediante los activos del Instituto, de manera que no se tengan que erogar recursos presupuestarios. El margen fiscal de la siguiente administración será muy estrecho y por eso uno de los proyectos más relevantes será uno que se pueda financiar con recursos propios.

No obstante, el proyecto para que el Infonavit retome la actividad de la construcción también genera dudas, puesto que tendría que echar a andar en muy poco tiempo una nueva área dedicada a la edificación de vivienda e invertir buena parte de los recursos que tiene en la panza el Instituto, algunos de estos invertidos en los mercados de valores a través del Fondo de Apoyo a las Necesidades de Vivienda de los Trabajadores (FANVIT).

La idea es que del millón de viviendas proyectadas, cerca de 600 mil sean construidas directamente por el Infonavit –con ayuda de contratistas dedicados a este negocio– y 400 mil por la desarrolladoras de vivienda privadas, las cuales construyeron un promedio de 150 mil casas por año en los últimos seis años.

El Infonavit es un organismo tripartita en el que la toma de decisiones se hace a través de acuerdos entre el gobierno, el sector empresarial (los patrones) y el sector laboral (los trabajadores); este último ha expresado que su interés es que con este proyecto se cree una “prosperidad compartida aliada”, por lo que la meta de construir un millón de viviendas accesibles se logre a través de “una eficiencia operativa, generando confianza con los desarrolladores y sobre todo habilitando los procesos constructivos desde procesos internos institucionales”. También propone que se instrumenten proyectos pensados para los jóvenes y generar un producto de crédito (no constitucional) de vivienda en renta.

La clave del proyecto de Sheinbaum pasará por dos figuras de su gabinete. La primera ya la dio a conocer: la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano que encabezará Edna Vega y el próximo director general del Infonavit.

Para este último han circulado varios nombres, pero hoy, si es que ya lo tiene definido la virtual presidenta electa, no se lo ha hecho saber a nadie de los que suenan. Entre los nombres que se manejan está el actual director, Carlos Martínez, quien se considera que en general ha llevado bien las riendas del Instituto, además de que fue uno de los principales promoventes de la reforma la Ley del Infonavit que envió el presidente López Obrador al Congreso en febrero pasado, la cual incluye la construcción de vivienda por parte del Instituto.

La colocación de crédito a tasas competitivas, pese a las altas tasas de interés, la flexibilización de los requisitos para dar mayor accesibilidad a los trabajadores de comprar o rentar una vivienda, así como construir la suya propia, entre otros temas son algunos de los puntos positivos con los que el actual director podría pelear su permanencia en el cargo.

Del otro lado, están el índice de morosidad que oscila en el 27%, y que el dinero sin cobrar entre la cartera vencida y los segregados suman unos 640 mil millones de pesos, casi lo que se tiene actualmente en el FANVIT.

El actual titular de la Sedatu, Román Meyer, también busca esa posición, aunque no se prevé que se la otorgue Claudia Sheinbaum. Se habla también de Nestor Núñez, hijo del exgobernador de Tabasco, Arturo Núñez, quien formó parte de la campaña de la futura presidenta y se dice le tiene mucha confianza. César Yáñez, el eterno vocero de AMLO y también parte del equipo de Sheinbaum es otro que suena fuerte para el cargo, para el que ya estuvo nominado. Y finalmente Mario Macías Robles, director Sectorial de los trabajadores, quien se ha ganado el reconocimiento de las centrales obreras y sindicatos; y, se dice también, el del actual presidente del CCE, Francisco Cervantes.

Posdata 1

Hablando de próximos nombramientos, quien se puede ir despidiendo de un lugar en el gabinete de Claudia Sheinbaum es el expanista Javier Corral, considerado originalmente para encabezar la Agencia Anticorrupción y luego para la Secretaría de la Función Pública. La segunda posición ya fue otorgada a Raquel Buenrostro, mientras que la primera aún no se tiene claro si será un ente aparte o estará incrustada en el SFP.

Corral hizo una propuesta a Sheinbaum para incluir en la Función Pública no sólo a la Agencia Anticorrupción, sino al Inai, una vez que este sea extinguido –como se proyecta en una reforma constitucional enviada por el presidente López Obrador– para crear una especie de supersecretaría de combate a la corrupción. Sin embargo, el plan no solo no voló, sino que provocó que Corral anduviera diciendo a sus cercanos que no aceptaría cualquier cargo de la futura presidenta; que prefería irse al Senado.

Y sus deseos se cumplirán, porque Sheinbaum ya no lo tiene considerado en su gabinete. Será entonces uno más de los senadores morenistas cuya bancada encabezará Adán Augusto López.

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