Casos como el de Lex Ashton, asesino de la UNAM, frecuentes
Alertan ante radicalización online a través de comunidades «incel»
Guadalajara, Jal., Octubre 13´2025. Agencia Reforma.- July dormía en su casa en Paseos del Sol cuando Marco Alexander entró y la mató. No se conocían y no tenían ningún vínculo; fue una muerte marcada por el absurdo. El asesino, según autoridades, dijo que «escuchó voces» que le ordenaron atacar.
La realidad, más allá de todo eso, es que el crimen compartió rasgos con otras agresiones ocurridas en Jalisco y otras partes del mundo, y que fueron perpetradas por jóvenes de características similares: ropa oscura, admiradores del metal, introspectivos, aficionados a los crímenes.
Muchos jóvenes pertenecientes a la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2012), se mueven en plataformas de juegos, como Discord o Twitch, y encuentran espacios en comunidades diversas, como las «incel» (célibes involuntarios, por el término «involuntary celibate»).
«Es un problema muy complejo, multifactorial, no podríamos hablar de una sola causa que esté ocasionando este tipo de comportamientos; pero sí podemos hablar de que hay una situación de escasa salud mental», dijo la psicóloga clínica especialista en grupos prioritarios, Aida Araceli Martínez.
«Se vincula casi siempre con familias disfuncionales, con traumas infantiles o infancias muy problemáticas, (pero también) con dinámicas sociales y culturales; y sin duda, estos rasgos individuales, pues interactúan».
El término «incel», asociado a comunidades principalmente de hombres jóvenes que aseguran no poder mantener relaciones afectivas o sexuales, a pesar de desearlo, dejó de ser una descripción personal para transformarse en una subcultura con foros online que poseen particularidades en identidad, lenguaje y visión del mundo, y que cuenta con sectores radicalizados que muestran discursos misóginos, nihilistas e, incluso, violentos.
La miniserie «Adolescencia», de Netflix, describe este fenómeno con Jamie, quien mata a una compañera al combinarse factores como la baja autoestima, el acoso escolar y, particularmente, su radicalización online a través de comunidades «incel».
Lex Ashton pertenecía a esa subcultura. El estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades Sur de la UNAM que asesinó a un alumno e hirió a un trabajador, el 21 de septiembre, reflejaba la frustración y el enojo que sentía en Facebook.
«Ya estoy harto de este mundo, nunca en mi pta vida he recibido el amor de una mujer y la neta me duele, me duele saber que los Chads pueden disfrutar de las foids y yo no», escribió.
El lenguaje que usó es muy común en las comunidades «incel». El día del crimen traía una bandana en la cara y se tapó la cabeza con la sudadera; horas antes, había compartido fotos en las que exhibió la ropa y armas.
«En este tipo de comunidades, una de las características que hay es que existe una frustración que puede llegar a convertirse en una ideología colectiva o que comparten varias personas», añadió Martínez, docente del Centro Universitario de Tlajomulco.
«En Internet, en redes sociales y estas comunidades se amplifican estas creencias, validando muchas veces emociones negativas».
Marco Alexander, el asesino de July, llevaba ropa oscura, una navaja táctica y una capa el día del asesinato y, supuestamente, se inspiró escuchando música de black metal.
En 1999, tras la masacre de Columbine, en Estados Unidos, ciudadanos conservadores culparon a Marilyn Manson tras descubrir que los asesinos seguían a la polémica banda.
«Cuando ves la tele, las noticias, te están inyectando miedo. Hay inundaciones, sida, asesinatos; pasamos a los anuncios y ‘cómprate el coche, compra Colgate: si te huele el aliento, no te hablarán; si tienes granos, no te tirarás a la chica’. Es una campaña de miedo y consumo», respondió él cantante al cineasta Michael Moore, para su documental.
– Si hablaras con los chicos que provocaron la masacre, ¿qué les dirías?- le preguntó el ganador del Oscar.
– No les diría nada, escucharía lo que tuvieran qué decir.
Cuando perpetró sus agresiones, Gabriel Alejandro, quien asesinó a tres mujeres en Guadalajara en marzo de 2024, llevaba una playera de Slipknot, una bandana y navajas tácticas.
El joven, quien advirtió de los crímenes en redes, admiraba a Guilherme Taucci Monteiro, uno de los autores de una matanza de Brasil, en 2019, quien, a su vez, veneraba la masacre de Columbine.
Una vez que fue detenido, los médicos que atendieron al tapatío lo describieron como un paciente psiquiátrico con tendencias suicidas que carecía de empatía, antes de que él mismo, de acuerdo con la versión oficial de las autoridades, se arrojara al vacío en el Reclusorio Metropolitano, en agosto de 2024.