En pasadas recientes administraciones municipales, al menos, en tiempos de crisis de recolección de la basura en la vía pública, se llegó a ver incluso a funcionarios del ayuntamiento tratando de hacer algo con sus propios insumos –vehículos, hasta escobas y recogedores, incluso llevando familiares en apoyo-, para que siquiera la población no tuviera la percepción de que no se estaba atendiendo la contaminación de todos los días en sus calles, avenidas, banquetas, parques y jardines.
Ahora no sólo no hay capacidad para intentar atender lo que pasa con la basura en calles de Chilpancingo: con el médico Gustavo Alarcón Herrera no hay interés de atender cualquier aspecto que tenga que ver con esta capital que ha llegado a gobernar en base a una tragedia todavía sin esclarecer en su totalidad, aunque el desatendido problema actual de la contaminación en las calles empieza a tornarse no sólo dramático, sino de altísimo riesgo para la salud de la población, lo que por cierto debería llamar más la atención del médico de profesión, de mala suerte y cero arraigo en el plano político, como figura pública, pero –se dice- galeno con décadas de atención hasta directa a quienes lleguen a ir a su sanatorio particular, ¿Entonces, señor médico alcalde, si sabe de la gravedad de la contaminación en cientos de banquetas y decenas de áreas “verdes” de la ciudad que dice gobernar, por qué sigue siendo incapaz de incidir para eficientar las áreas del ayuntamiento encargadas de ayudar a la administración precisamente trabajando en el barrido, limpieza y recolección de las toneladas de desechos?
Mientras tanto la dejadez del gobierno de Chilpancingo, sobre todo del área devastada por la inutilidad de Servicios Públicos, se acerca a provocar otro aviso de alerta de salud pública como la decretada hace años, precisamente porque hay antecedentes de incompetencia en la garantía del servicio municipal de la recolección de los desechos; cualquiera pensaría que eso, las crisis por la generación de basura que no se recoge, ya lo tenían bien claro como antecedente las y los actuales servidores públicos del gobierno de Chilpancingo, pero evidentemente ni lo tienen en cuenta y menos se están encargando de atender y con ello disminuir los riesgos de enfermedades: es tanta y diaria la incapacidad y falta de liderazgo en áreas del municipio –tanto en Servicios Públicos como en la propia presidencia municipal- que estamos de nuevo a nada de que instancias del gobierno del estado nos alerten en el sentido de que estamos caminando entre riesgos a la salud, sólo es cosa de ver ese eterno ‘ejemplo’ de suciedad que es el andador Zapata, esquina con la calle Galeana; o las ya tantas veces fotografiadas esquinas del centro, o la calle Madero, que está al lado del acceso al zócalo, junto a conocido punto de venta de comida.
Será cosa de no acabar recordando a los amnésicos y quejumbrosos del gobierno de Chilpancingo los tantos puntos en donde se juntan las decenas de bolsas y desechos en la vía pública capitalina; si bien hay una ciudadanía altamente responsable por contaminadora e impune, se debe exigir que el engranaje administrativo se ponga a trabajar a la de ya a favor de la población: es su obligación constitucional y es incluso una promesa al propio alcalde electo Alejandro Arcos, cuya memoria no se deja de agraviar con esta llegada de Gustavo Alarcón siendo rebasado en todo lo que tenga que ver con gobernanza.