Astudillismo embarrado… sí, otra vez

Fuera del muchísimo ‘humo’ mediático que generó la aprehensión de alias El Macara por la detección de un arma de uso exclusivo en la camioneta donde iba con otras y otro acompañante a las afueras de Acapulco, lo que les valió ser canalizados a la sede de la FGR -aunque a estas horas ya recobraron su libertad-, lo que no debe quedar como simple ‘quemada en redes sociales’ es la serie de acusaciones, sí informales, se aclara, que se destaparon –en base a la detención del viernes- y que tienen que ver con la influencia del referido sujeto en la pasada administración estatal, la del ex priísta Héctor Astudillo Flores, hoy conocido regenteador del partido Movimiento Ciudadano –MC- en Guerrero, junto a varios de sus ex colaboradores ahora hasta en puestos de dirección partidista.
Vinculado desde siempre con el círculo de juniors que encabezaron, sobre todo, los hijos del ex mandatario ahora ex emecista –ante el silencio y el disimulo de todos quienes se beneficiaron en ese momento de su poder e influencias-, alias Macara, de nombre Luis Alberto Hernández Santos, fue desde entonces bien identificado como un muy cercano operador del astudillismo sobre todo en los rubros político y constructor, un entonces contratista que influía sobre los programas y proyectos de obra pública en el pasado sexenio; un ahora también emecista que según datos en redes sociales –que no datos periodísticos concretos, hay que dejarlo claro- estaría vinculado, presuntamente, a delitos graves como delincuencia organizada, lavado de dinero y hasta trata de personas, actos que sólo han trascendido públicamente a través de espacios en redes sociales y, hasta ahora que se sepa, no fueron causal de detención del sujeto el fin de semana, tanto que ahora, esto sí está confirmado, ya recuperó su libertad tras el hallazgo del arma, una sola y no “armas”, como también se dio a conocer.
Más allá de las imprecisiones informativas y del escándalo desproporcionado desatado –pareciera que también por agenda- en redes sociales, lo que no debe pasarse por alto es la presunta implicación de alias Macara en todo eso que se le atribuye de manera anónima; si es cierto eso de que Hernández Santos operó al amparo del poder estatal con Héctor Astudillo –de quien se sabe que buscaría candidatearse, además a más de un cercano, rumbo al 2027-, falta que con toda seriedad y valor civil se denuncien penalmente todos esos actos que, se insistió mucho, hasta demasiado, se relacionan con Luis Alberto Hernández, sí con vínculos con el grupo de poder más influyente del astudillismo –el propio gobernador y sus hijos, se reitera- pero como se ha insistido antes, una cosa es ‘quemar’ o ‘embarrar’ en redes sociales –hasta con fotos privadas del susodicho en presunto estado inconveniente-, pero otra es formalizar las acusaciones ante las instancias legales correspondientes.
Es cierto que el gobierno de Héctor Astudillo acabó en medio de fuertes sospechas, que dejó a muchas personas molestas y obra pública prácticamente ya tirada, hasta pareciera que innecesaria, pero mientras se recurra únicamente a sembrar “odio mediático”, sin pruebas más que los afanes de desquite coyuntural, alias Macara, su jefe el ex gobernador y sus ‘cuadros’ –hoy en cargos públicos y de representación- seguirán igual de campantes, como muy seguramente ya estará el propio Luis Alberto Hernández, ‘quemado’ sólo en las redes sociales, pero –que se sepa- ni demandado ni requerido penal ni administrativamente.

EDITORIAL…

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