A los 7, 8 años, aprendiendo clarinete; a los 13 años en vihuela, en ensayos del mariachi Azteca; a los 15, tocando con los hermanos Mateos y Jimmy y sus Estrellas, depurando técnica en trompeta con los maestros Ángel Bringas y David Jiménez, después con el histórico de nivel nacional Juan Manuel Arpero; a los 17 años, primero trombonista, en la Banda de Música del gobierno del estado, hoy trompeta solista; a sus 18, 19, empezando a dar clase cubriendo a su papá Ángel Velasco; campamentos estrictos en Querétaro, primeras incursiones viendo –de chavo- dirección orquestal… pero “mi expectativa no era ser músico”, dice Alex Velasco, “nunca supe que estaba clavado, cuando me di cuenta ya estaba”. De hecho, si lo piensa este –además- músico de generación familiar, “no sé qué más existe en el mundo”, también en el oboe en la última incursión de dirección de su maestro Bringas, en la primera orquesta sinfónica infantil de Guerrero, hasta el 2005. Gestor y director en el crecimiento de la orquesta comunitaria Yohuala en Iguala, que inició “sin puerta, ni maestros ni nada” en 2012 pero llegó a conjuntar a 164 jóvenes para el 2020, cuando entonces ya se había conformado la Orquesta Sinfónica Comunitaria de Chilpancingo, desde el 2015, siendo primer director Ángel Velasco; desde el 2020, director de la sinfónica comunitaria en la capital, dependiente del Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura (Secultura) federal -actualmente con 44 menores en orquesta y 22 en Coro en Movimiento Comunitario-, que no es escuela sino un proyecto socio-formativo para hacer mejores ciudadanos a través de la Música, el también docente de carrera, hoy con maestría, se asume todavía un estudiante de Música, “no sabía ni creía que el que enseña aprende dos veces, a veces hasta más veces; sigo buscando con quién aprender (…) quién sabe cuántos vayan a quedar así como yo de locuaces”.
Pablo Israel Vázquez Sosa
– No es una escuela, es una orquesta sinfónica-, ataja el director de la Orquesta Sinfónica Comunitaria de Chilpancingo, el además multi instrumentista, más adentrado a la trompeta, en plática en la sede de esta iniciativa federal en la calle Nicolás Catalán, a un costado del teatro “María Luisa Ocampo”.
Ya nueve años en Chilpancingo de esta estrategia del Sistema Nacional de Fomento Musical, de la Secretaría de Cultura (Secultura) del Gobierno de México, “fui parte de la gestión de esta orquesta; el maestro Amílcar Montero era el coordinador en su momento; el primer director fue el maestro Ángel Velasco, mi papá, y yo estaba en Iguala”.
Alex Velasco se fue a aquel municipio, en el 2012, a conformar y gestionar la Orquesta Yohuala, igualmente una orquesta sinfónica comunitaria.
Crecido inconscientemente entre música y músicos
– Desde, exactamente, el 1º de febrero del 2000-, detalla el entrevistado sobre su fuerte en lo instrumental: la trompeta, “estudié primero con el maestro (Ángel) Bringas, después me fui a clases con el maestro David Jiménez, de Tulimán, por lo que me contó, ganó el tercer lugar a nivel internacional, en Europa, un concurso; él me mandó después con un maestro, Juan Manuel Arpero, trompetista de Luis Miguel, de la Sinfónica Nacional, un excelente maestro, con él estuve estudiando como cuatro años”.
De hecho, el director músico proviene de una tradición musical desde casa, “desde mi bisabuelo, mi abuelo Filemón Velasco Marcial, mi papá Ángel Velasco González, Alejandro Velasco, y estamos también inculcando a nuestros chavos”.
Aprendiendo con el maestro David Jiménez, entonces en la escuela Margarito Damián Vargas ubicada en el Tecnológico de la ciudad, en 1998, aprendiz después del maestro Juan Manuel (un denominado referente nacional en la trompeta), entonces director de la orquesta sinfónica de Puebla y quien hacía planes y programas de estudio en el Conservatorio, Alex –de 17 años en ese tiempo- recuerda que se puso a estudiar mucho, disciplinadamente, “y empecé a dar clases a los 23 años, más o menos”, aunque lo aclara, “desde los 18, 19, ya daba clases, cubría a mi papá con el maestro Bringas, de ahí empecé a dar clases a partir de lo que iba aprendiendo, me servía para reforzar. No sabía ni creía que el que enseña aprende dos veces, a veces hasta más veces. Cada que enseñas, alguien lo ve de manera diferente y te hace una pregunta que no tenías en mente y te hace recordar lo que te dijo tu maestro, tu experiencia que llevas, lo complementas”.
Todavía a sus 17 años, el 3 de septiembre del 2002, ingresó a la Banda de Música del gobierno del estado, “llevo 22 años ahí, entré como trombonista, después hubo chance de pasarme a la trompeta, que es lo que quería, y desde entonces he tocado la trompeta solista en la banda del estado”.
– Toda mi vida-, responde Alex, el integrado al sistema nacional de la mencionada dependencia federal desde hace 12 años, “el maestro Bringas primero nos llevó a ese mismo sistema, no sé si tenga el mismo nombre, pero ya empezaban a hacer encuentros nacionales, que eran en Tlaxcala, íbamos.
Recibíamos el campamento: cada año se hace una selección de chavos de todo el país, van a campamento en Querétaro, tres semanas de campamento ¡una friega pero sabrosa!, con maestros de talla nacional e internacional; fuimos como ocho o diez. Cumplí la edad máxima que uno puede estar ahí, me perdí la gira a Italia; algunas veces me coló el maestro Bringas a algunas clases de dirección de orquesta, que yo le decía que no quería, mi expectativa no era ser músico ni dedicarme totalmente a esta onda”.
– ¿No lo pensabas a pesar de estar clavadísimo en el instrumento?
– Es que nunca supe que estaba clavado, cuando me di cuenta ya estaba. Yo quería ser….no sé, la verdad es que me pasaron muchas cosas en la cabeza que dije “¿Para qué me voy a mover de aquí, si ya estoy más adentro que afuera?”.
– No giraba otra cosa alrededor de mí-, recuerda Alex Velasco, “cuando me di cuenta ya tocaba en el mariachi, en un grupo, toqué con los (hermanos) Mateos a los 15 años, con Jimmy y sus Estrellas. A los 13 años mi papá me compró una vihuela, me llevaba a los ensayos del mariachi Azteca, de repente me tocaba una canción, dos, en mariachi; después ya tenía mi trajecito; después se salió el del guitarrón, había entrado otro a vihuela y me pasaron al guitarrón. A los 15 años me dice mi papá “¿Ya no vas a la escuela de Música?”, no me dejaban tocar lo que quería.
– ¿Pues qué quieres tocar?-, le preguntó don Ángel.
– Trompeta-, le respondió el chamaco, quien se reintegró “pero no dejes de ir”, le sugirió su papá.
“Fue que empecé con la trompeta el 1º de febrero de febrero del 2000, porque a los 7,8 años, me colgaron el clarinete, mi abuelo era clarinetista; después me pasaron al oboe, ¡era su títere, pa’ allá, pa’ acá!”, recuerda sonriendo el director, músico y mariachi.
Desde cero en orquesta Yohuala; en Chilpancingo desde 2020
– No sé qué más existe en el mundo-, reconoce el entrevistado, quien recalca que no se dio cuenta que estaba en el ámbito musical porque ahí creció, ahí se ha desarrollado instrumentalmente desde que empezaba a tener uso de razón.
Alex Velasco, junto a otros músicos como Baltazar Jiménez Rosales y Porfirio Mejía, gestionaron el rescate del legado en enseñanza de su maestro Ángel Bringas; era 1998 y en el gobierno de Ángel Aguirre se creó la primera orquesta sinfónica infantil de Guerrero, con dirección del maestro Bringas y Alex ejecutando el oboe hasta el 2005.
Ya en 2011, el entrevistado fue a hacer audición para integrarse como maestro a una iniciativa de orquesta comunitaria en Iguala, que después, en 2012, se denominaría Yohuala, durante la segunda época del gobierno estatal de Aguirre, “yo me sentía fregado pero cuando vi a los demás, no tenían idea de lo que era orquesta sinfónica”.
Le propusieron entonces la dirección pero de inicio se rehusó, su idea era seguir depurándose en lo instrumental; pero redactó la convocatoria para las y los niños, después aceptaría la dirección, “trabajamos seis meses sin instrumentos, desde ahí vinculé a Yohuala con el Sistema Nacional de Fomento”.
Y, de pronto, cayó en cuenta que una orquesta como la Yohuala –donde estuvo del 2012 al 2020- no había en Chilpancingo, “en 2015 se creó esta orquesta, desde el 2011 empecé a decirles (a los funcionarios de entonces) que en Chilpancingo, y que en Chilpancingo, hasta que me hicieron caso”.
Le propusieron la dirección de la orquesta chilpancingueña pero como “apenas estaba medio queriendo jalar” Yohuala se quedó y don Ángel Velasco asumió como el primer director en la capital, “en Yohuala llegamos a tener 164 chavos”, empezándole “sin puerta”, sin local, “ni maestros, ni nada. Me prometían nomás seis meses, que lo echara a andar, y me aventé nueve años allá”.
Y lo recalca, como al inicio: la estrategia federal Orquesta Sinfónica Comunitaria “no es una escuela de música, existe esa confusión; es un proyecto socio-formativo que a través de la Música, en una parte entretenemos a los chavos pero se trata de hacer mejores ciudadanos para el futuro de nuestro México. El edificio también lo gestionamos nosotros, somos los únicos que tenemos instalaciones propias (en todo el estado); aquí mismo está el Coro en Movimiento Comunitario de Chilpancingo”.
Detalla el maestro sobre el proceso de avance en este sistema: “los chavos no se aburren, desde el primer día se integran a la orquesta; si van a tocar una sola nota, está bien, pero desde ese día ya están. De acuerdo a la pieza, hacen sus ejercicios, ejercicios que prácticamente estudiamos en la escuela, ya pre-armados”.
El rango de aprendizaje aquí es de los 7 a los 17 años, “de acuerdo a sus capacidades; primero, Atención a Talentos, la retroalimentación viene de la orquesta Carlos Chávez, da beca y un estudiante de la Carlos Chávez da clases al chavo que pasó a Atención a Talentos; de ahí sigue Formando Formadores, te preparan para ser maestro comunitario; empiezas a dar clases cuando eres integrante de la Carlos Chávez, ya es después de los 18, haces audición y te vas para allá”.
Los instrumentos para aprender aquí son percusiones, trompeta, trombón, tuba, corno, clarinetes y violines, “en todo el estado faltan instrumentos en las orquestas. Tenemos 44 (menores y adolescentes, actualmente) en orquesta y 22 en el coro”.
El horario de enseñanza-aprendizaje es de 4 de la tarde a 7 de la noche, de lunes a viernes, “están los maestros Ángel Velasco, Alberto López en clarinete y saxofón, y la maestra Guadalupe Sánchez Organista en violines; voy a dar percusión porque no está el maestro; del mismo sistema viene el maestro Raymundo Bonfil, director chelista, nos hace el favor de venir a dar clases una vez por semana, yo le doy continuidad a lo que él enseña”, dice el también docente de carrera, con licenciatura y maestría en magisterio.
“Sigo siendo un estudiante”
– ¿Y cómo va la a Orquesta Sinfónica Comunitaria de Chilpancingo?
– Hasta ahorita va muy bien, está abierto todo el año pero vamos formando bloques (por número determinado de alumnos). Lo que nos pudiera llegar a preocupar, o nos hemos preparado para ver cómo va a seguir, es la cuestión del cambio de gobierno federal ahorita. Todo este año está garantizado, falta el otro.
Y es que “cada cambio de gobierno es una pelea explicarle a los administrativos cómo se trabaja, nosotros no somos administrativos, (les dicen) ‘qué generan’, ‘para qué están’, luego no son gente del medio, (hay que) convencerlos otra vez”.
– ¿Ha habido chavos que empezaron en este sistema y ‘se la han seguido’?
– Sí. De Iguala se fueron varios al Conservatorio de Toluca, dos están en la Nacional, uno se fue a Baja California y una está en Estados Unidos; ahorita se va a ir Mariana Alanís Mancera, chica que tiene mucho talento, se va a la Facultad de Música de la UNAM, empezó con la maestra Lupita.
Mientras tanto, las y los niños y adolescentes de la Orquesta Sinfónica Comunitaria de Chilpancingo tienen fechas confirmadas: una presentación tentativamente el 23 de agosto, en el Auditorio Sentimientos de la Nación; este mes y hasta el 15 de julio, recitales en barrios y colonias de la ciudad, en el marco del aniversario de esta iniciativa, cada 4 de mayo, con arreglos de melodías guerrerenses (Ometepec, Acapulqueña linda, Taxco de mis amores, Linaloe) y la novedad de Cuando vuelva a tu lado, bolero de María Grever.
Sobre si ha detectado talento, Alex Velasco asegura que sí, y hasta dice divertido: “quién sabe cuántos vayan a quedar así como yo de locuaces”, y es que “en Música, me imagino que en las demás carreras, entre más estudias, más te das cuenta que es menos lo que sabes, es inmenso esto. Me digo maestro, soy maestro porque atiendo a los chavos, pero en realidad sigo siendo un estudiante y sigo buscando con quién aprender”.