Chilapa, junio del 2022. Se organizaba una marcha de orgullo lésbico, gay, transexual y bisexual y ocurrió “una liberación”: fuera de su municipio natal, Abigail saldría ataviada en vestido, zapatillas, pestañas, maquillada (lo había hecho pero en soledad, oculta, en casa), “¡fue una sensación tan bonita! (…) me encanté”, recuerda, entonces ante el espejo. Y llegó la propuesta a su amiga, jefa laboral y siempre acompañante, Tanya Paloma: “yo quiero una corona”. Nacida en Zumpango del Río, de niñez cohibida, diciendo “esa niña me gusta” para ‘guardar las formas’ en casas familiares donde (de inicio) hubo incomprensión, hasta exclusión, por una orientación que dice percibir desde que tiene uso de razón, Abigail Vázquez Salmerón es la primera competidora, en certámenes de belleza de la comunidad gay, que ha traído dos coronas a su municipio: la estatal Miss Turismo Gay 2022, primer lugar en Acapulco, y un segundo puesto nacional en Reina de Reinas México 2023, siendo coronada virreina en la Ciudad de México, de hecho los únicos dos certámenes de la próxima titulada en Historia por la UAGro, actual capacitadora de otras competidoras de belleza y trabajadora de la Dirección de Diversidad Sexual del ayuntamiento zumpangueño, una respaldada por Tanya, sus amigos y compañeros de trabajo; por la alcaldesa Sara Salinas y, para el certamen nacional, por el senador Félix Salgado; también, ya apoyada por sus familiares en casa: su abuela que hasta la presume, su mamá (única que le permite que le llame Marco Antonio), con quien se reconcilió, ambas llorando, en su importante 2022 de liberación, de resurgimiento de Abigail, quien ahora (con planes de desarrollar su experiencia en certámenes y maquillado; de seguir compitiendo el otro año y conformar una red de escucha y acompañamiento a otros chicos incomprendidos por su orientación sexual, como pasó con ella) “me veo completa, me siento completa (…) así como yo resurgí, así pueden resurgir más chicas en su debido tiempo y me gustaría arroparlas. Solamente nosotras sabemos nuestros problemas”, mientras tanto, “todo lo que me pesaba, ahora lo tengo resuelto, ya lo logré, gracias a Dios”.
Pablo Israel Vázquez Sosa
Del barrio de Santa Anita de su natal Zumpango del Río, la entrevistada, de nombre completo Abigail Vázquez Salmerón (una casi licenciada en Historia a punto de la titulación), admite que los años 2022 y 2023 han sido de los más frenéticos en su vida, tanto en lo público como en lo personal, “todavía estudiaba, me metí a los certámenes y sí afecté algo mis calificaciones”, dice sonriente la, además, trabajadora en la Dirección de Diversidad Sexual del actual gobierno en el vecino municipio, actualmente de 22 años.
De hecho, Abigail nunca había participado en un certamen de belleza hasta aquel 2022. Dice que de jovencita tuvo alguna vez la ilusión de participar en algún encuentro de belleza, sobre todo viendo los certámenes de Señorita Fiestas Patrias en su municipio.
Sabría en esa época, ella estudiando secundaria, que se organizaba el certamen Nuestra Belleza Gay Zumpango.
De la incomprensión a la aceptación
– Las personas notan las formas en la que te expresas. Cuando iba en secundaria (la Eduardo Neri) era como que te insultaban en la calle-, recuerda Abigail sobre el Zumpango de hace pocos años, en el 2017, ella una adolescente, “me decían cosas en la calle pero nunca llegaron a un contacto físico hacia mí, eran burlas, pero tango amigas que sí les tocó golpes”.
Dice que cuando estudiaba la primaria Emiliano Zapata era más cohibida y su comportamiento era el de un niño que igual jugaba carritos con sus amigos, que de vez en cuando juegos de niñas, como a la comidita, con sus compañeras. Revela que un amigo cercano le preguntó si le gustaban los niños y él, penoso, no supo qué contestar.
Pero Abigail -entonces Marco Antonio- también se sentía cohibida en casa, más porque desde que tiene uso de razón se asumió como niña, una persona femenina: en kínder y primaria veía niños que le parecían bonitos, pero con los cambios físicos en la pubertad ya pensaba en querer acercarse a otros jovencitos. Dice que no se asumía como gay, “no sabía ese concepto”, sólo caía en cuenta que le gustaban los chicos, nada más.
– Hablas del lado estudiantil y social, ¿Cómo era el trato en tu casa?
– Tuve muchos tropiezos, muchos atajos (sonríe nerviosa), era de decirle a mi mamá, a mis tías, “esa niña me gusta”, pero con tal de darles gusto, por así decirlo, pero sabía que no era cierto.
Pero Abigail es de la idea de que “a la mamá no la puedes engañar”, así que ahora intuye que ella, Matilde, sabía su orientación pero había resistencia para aceptarle y asimilarlo, “mi papá Eduardo era como muy aparte, nunca fue como estar muy presente”.
Estando en la prepa 36, la familia de Abigail se muda al estado de Jalisco. Ella pensaba estudiar allá pero al haber incompatibilidad en escuelas y trámites regresa a Zumpango con un hermano mayor. Allá se quedaron sus papás y una hermana menor.
Recuerda que en Jalisco empezaba a dejarse crecer el pelo pero de regreso se lo volvió a cortar.
– ¿A qué le tenías temor?
– Era desconfianza-, y es que, entonces lo tenía más claro, no sólo se iba a asumir gay, sino que llegaría el momento de hablar en casa, anunciar que quería asumirse como mujer, con pelo largo, maquillaje y vestido, incluso adentrándose a tratamiento hormonal.
La preparatoriana tenía ya lo que llama “la fantasía” de transformarse en una persona femenina, lo que no acababa por lograr: de Jalisco llegó a casa de una abuela, donde llegarían después su mamá y hermana menor.
Abigail se animó a decirle a su mamá que ya salía con un muchacho, “vi su cara de descontento pero no me dijo nada”, aunque en momentos de discusiones en casa la señora le echaba en cara su orientación pero de manera grosera e hiriente, además “ya no me dejaba salir, me dejaba encerrada en casa”.
Además ya no pudo ver a aquel chico y Abigail –entonces Marco Antonio- decidió salirse sin avisar de casa para llegar a Chilpancingo, con una prima. Pero una llamada de su papá hace que regrese a Zumpango pero ahora en casa de familiares paternos.
Sobre si hubo problemas en esa segunda casa dice que fue peor: ya empezaba a usar ropa de mujer y se maquillaba, sobre todo ya estando en esta dirección municipal –a la que entró gracias a una llamada de su papá, que la vinculó para que trabajara-.
Con su mamá entonces distante y su papá regañándola porque se vestía como mujer, Abigail destaca aquí que ya conocía a Arlette Godínez, su amiga desde la prepa a quien le agradece pasar juntas el proceso de transición a lo femenino, con acompañamiento de su actual jefa, la directora del área municipal, Tanya Paloma, una pionera en defensoría de los derechos de la comunidad lésbico-gay en la zona Centro de Guerrero.
Abigail: transformación y certámenes
Trabajadora en esta Dirección desde noviembre del 2021, dice que siempre tuvo claro que quería estudiar la carrera de Historia, así que se inscribe en la unidad académica de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).
Para junio del 2022 supo de las marchas estatales LGBTI y una se organizó en Zumpango, así que también salía a las calles con gente de la comunidad, primero local, pero después acompañaría la organización en otros municipios, como Chilapa, lugar al que dice guardarle especial cariño porque “es mi liberación”: ahí fue la primera vez que salió ataviada completamente femenina: vestido, zapatillas, maquillaje, pestañas.
– ¿Qué pensaste cuando te viste en el espejo, completamente vestida y arreglada?
– ¡Fue una sensación tan bonita!, era algo que quería desde cuando, es cuando empecé a decirle a Tanya “¿Sabe qué?, yo quiero una corona”.
Ya había nacido Abigail, nombre autoasumido porque -cuenta la entrevistada- siempre le ha sonado “como de persona buena y persona mala…es como balance”.
– Me encanté-, recuerda sonriente sobre si se gustó esa vez en Chilapa, bien arreglada, antes de salir a las calles a la marcha, algo que también “era algo que quería hacer aquí en Zumpango”.
Participante en marchas además en Chichihualco, Tixtla, Iguala, Acapulco y Chilpancingo, Abigail perfeccionaba su propio maquillaje (de hechos lo hacía desde sus 16 años, “en mi cuarto, encerrada, cuando no había nadie”) y adquiría más prendas, viendo a chicas participantes en certámenes gay de belleza.
Así que Abigail se interesó en participar: su idea era un certamen municipal pero Tanya un día llegó y le dijo “te vas al Turismo Guerrero”, encuentro estatal organizado en Acapulco por Christian Aguirre, certamen denominado Miss Turismo Gay Guerrero, entonces edición 2022 y con siete participantes, “fui representando a la región Centro”.
Pero no paraban en la casa paterna los tratos excluyentes, incluso las prohibiciones para que entrara, así que regresó a casa de su mamá, doña Matilde que la recibió incluso con cariño y compresión (por mediación de la hermana menor de la entrevistada): platicaron, lloraron, se abrazaron, hasta se pidieron perdón, “fue muy bonito”, recuerda Abigail, algo conmovida.
El Miss Turismo Gay sería en septiembre, pero “desde ese agosto del 2022 para mí fue lo mejor; encontré a mi mamá cambiada”.
Con un peso personal menos, Abigail se dice “más suelta pero algo cohibidita” en ese primer certamen de belleza, al que llegó por invitación del propio gobierno municipal zumpangueño: primero por la regidora Guadalupe Castillo, después, vía Tanya, y por el respaldo de la alcaldesa (hoy reelecta) Sara Salinas, “llegué con toda la producción, fueron personas de Zumpango a apoyarme, llegamos en bolita, me maquilla un muchacho muy famoso, Daniel Ken Mattel”.
Cuatro etapas en vestimenta (traje de baño, coctel, regional y de noche), dos propuestas turísticas y un desenvolvimiento a evaluación, además por supuesto de la presencia, y Abigail Vázquez ganó ese certamen, en la final con la chica de San Luis Acatlán. Y eso que (siempre lo dice) concursó algo enojada: cordial y dicharachera al inicio, notó que las demás participantes la veían de arriba para abajo, algo despectivas, “primero me bajoneó pero sentí ese coraje”.
Eso sí, “pasaron cosas” bajo el escenario: dos chicas finalistas que no ganaron intentaron sabotear el resultado, inconformes por la decisión, incluso llegaron a querer reclamar a Abigail.
Abigail, la resurgida con planes por lograr
Llegó la repercusión social en Zumpango: al ser la primera corona de su tipo traída al municipio, obtenida en un certamen de belleza miss gay (hubo trasmisiones en vivo en redes y hasta en bares de la ciudad), “me recibieron con la banda (somos muy fiesteros en Zumpango), un pequeño recorrido de la entrada hasta la alameda; me dieron reconocimientos, la presidenta me lo reconoció también; vinieron medios a entrevistarme”.
Llegando a casa, sola, su mamá la recibió llorando, contenta….por cierto, la única persona que le puede decir “hijo”, o “Marco Antonio”: Abigail recalca que nadie más le puede hablar como niño, porque de inmediato establece los términos de una comunicación: es ella, como siempre se ha asumido. En casa, en su cuarto, sola, “me veía al espejo, agarraba la corona, me la ponía y se me salían mis lágrimas”.
Al haber ganado el Miss Turismo estatal, automáticamente logró su pase al certamen, este nacional, Reina de Reinas México, edición 2023, organizado por el diseñador César Cortés, de la firma MUM México Gay, en la Ciudad de México.
“Ahí sí fue compañerismo desde un principio”, dice la entrevistada, que logró el segundo lugar en el certamen, haciendo historia de nuevo, ahora como virreina, al lograr la primera corona de su tipo, ahora a nivel nacional, para su municipio, “¡Como puede ser que mi segundo certamen sea un nacional!”, pensaba, un poco más nerviosa entonces, “pero me dejé fluir”.
Además, reitera, Tanya siempre ha estado de su lado, además de la alcaldesa Sara Salinas e incluso, esta vez, contó con el respaldo del senador electo Félix Salgado Macedonio, a quien vino a ver a la capital, le contó que representaría a Zumpango y éste le dio un apoyo para traslado y viáticos.
– La primer corona nacional en Zumpango-, lo dice orgullosa la entrevistada, quien este 2024, en junio, ha entregado la corona de virreina y, ahora, ha empezado a trasmitir conocimiento a otras chicas con potencial y/o ya confirmadas para participar en certámenes.
¿Y a estas alturas, en casa?, no sólo ha habido aceptación sino alegría por los logros de Abigail: su abuela la presume con sus amigas.
Además de capacitar y asistir a otras futuras competidoras, Abigail quiere emprender con un salón de belleza, también por la experiencia adquirida en maquillaje.
Asegura que así como ella, resurgida, hay potencial en Zumpango para que más chicas quieran participar en certámenes y traigan más coronas de belleza, estatales y nacionales, al municipio.
Eso sí, “pienso participar en otros certámenes el siguiente año; de hecho el siguiente año es mi año, voy a buscar la corona MUM Guerrero para irme al MUM México otra vez, a ver qué tal, si traerme otra vez esa corona”.
– A estas alturas de tu vida, ¿Hay algo que Abigail le tenga que decir a Marco Antonio?
– Marco Antonio es más para mi familia, con ese nombre crecí con mi familia, hay veces que me dicen “Abi”. Abigail es para mí, para el público, es como me conocen….Marco Antonio es algo encerrado en mi familia, Abigail es para el público.
Ahora Abigail Vázquez Salmerón se dice contenta: “todo lo que me pesaba, ahora lo tengo resuelto: salir a la calle como yo quería verme, como una mujer; salir así, vestida, ya lo logré, gracias a Dios; tener a mi mamá otra vez conmigo; tener una corona (dos), ya lo logré; acabar mi carrera, ya lo logré, gracias a Dios”.
– ¿Y te gusta lo que ves en el espejo, Abigail?
– Sí (sonríe, suspira), me veo completa, me siento completa. Todo lo que quería ya lo tengo, ahora me estoy planteando más metas y sentirme más completa. Así como yo resurgí, así pueden resurgir más chicas en su debido tiempo, y me gustaría arroparlas. Solamente nosotras sabemos nuestros problemas, no tenemos con quién platicar.