Hay que imaginarse qué pueden ver y escuchar esas y esos operadores y agentes de viajes, del estado de Querétaro, que fueron a escuchar este martes a la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, en caso de que sólo revisen las noticias actualizadas, desde su teléfono celular, con respecto al puerto: sólo este miércoles por la tarde dos atacados a balazos: un trabajador del volante asesinado en la concurrida avenida Constituyentes; rato después, otro comerciante –al cierre este texto gravemente herido- atacado muy cerca del primer cuadro.
Y sólo de este miércoles: hay que sugerirle a esas y esos operadores y agentes de viajes –de Querétaro y de otros lugares a donde piense llegar la cuestionada alcaldesa- que vayan más atrás en las noticias que respectan a Acapulco para corroborarse de que más allá de lo que presuma o quiera vender la primer edil porteña –acompañada, por cierto, de personajes públicos que a saber si no cobraron dinero municipal por la sola presencia- el municipio más grande, más densamente poblado y de mayor peso económico en toda la entidad no sólo sigue sangrando entre asesinatos, desapariciones forzadas, persecuciones con fines de agresión, balaceras y caída en el desarrollo productivo, sino continúa manchándose en lo institucional por las formas en cómo se ha llevado la administración porteña en estos poco más de cuatro años, porque hay que recordar que increíble e inexplicablemente Abelina López Rodríguez fue electa en la pasada elección, aun con las serias deficiencias que ya había mostrado en su primer periodo edilicio.
Anda en “caravana turística” la alcaldesa de Acapulco que, por ahora, parece haber librado mediática e institucionalmente el proceso de llamado a que rinda cuentas de los recursos ejercidos que por supuesto no son de ella, sino del erario, de la gente, de sus gobernadas y gobernados; tan parece haberla librado –aparentemente- que anda tan campante en actual campaña no sólo para tratar de promocionar a Acapulco, sino de incluso controlar los daños públicos-mediáticos que le causaron quedar exhibida como una autoridad opaca, que no promueve la transparencia ni la rendición de cuentas, aun con documentación oficial expedida llamándole a que cumpla como servidora pública que maneja dinero que no le pertenece a nadie más que al pueblo, por supuesto con sus debidas comprobaciones y fiscalizaciones de ley y, por tanto, obligatorias.
Así que no se descarte que Abelina López ande ‘en pasarela’ no por Acapulco, sino por su sobrevivencia política; no tanto por dignificar al puerto, sino para tratar de ‘desmancharse’ de tantas sospechas, acusaciones y hasta burlas que siempre ha generado encabezando el palacio municipal del puerto más importante de Guerrero.
Por ello va a ser complicado que le crean en otros estados, en otros potenciales destinos de generación de visitantes, a una mujer de por sí envuelta en la polémica, de la que ya menos se confía y que ha dado muestras sólo de reto y prepotencia cada vez que ha intentado hilar palabras e ideas al hablar ante los medios; sólo es cosa de buscar información reciente seria, periodística -no discursos a modo o espacios pagados desde Comunicación Social del ayuntamiento porteño- para darse cuenta del estado actual, en lo social y gubernamental, de este Acapulco decadente, que pareciera insalvable.