A democratizar -ahora sí- la CDHEG

Urge, pero realmente, a profundidad, una transformación en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero -CDHEG-, un organismo ahora intrascendente socialmente, opaco en sus acciones, sin peso institucional; de paso, con una titularidad que incluso ha alargado su tiempo en el encargo, porque Cecilia Narciso Gaytán debió dejar de ser la presidenta de la Comisión desde el pasado 20 de mayo, como estatutariamente está establecido.

Horas y días importantes en el Congreso de Guerrero, donde no se tardará en dar a conocer a quien encabezará al organismo defensor de garantías individuales en la entidad; hay un listado de 17 aspirantes, que ya presentaron sus propuestas de trabajo, pero entre ellas y ellos se encuentra la propia Cecilia Narciso, quien –ahora se sabe- movilizó a integrantes de colectivos, académicos, activistas y hasta se dice que comunicadores para que le firmaran un “documento de solidaridad” a su aspiración reeleccionista; fuera de ello, la verdad es que no sólo el resto de las y los aspirantes, sino la ciudadanía en su gran mayoría se han pronunciado por un cambio real en la CDHEG, donde –también hay que señalarlo- es latente que ronda el fantasma de los cabildeos para que la propia aspirante vuelva a repetir para los próximos cuatro años.

Sería, entonces, una designación arriesgada de las y los diputados de la actual Legislatura guerrerense: hay que recordar que, de origen, Cecilia Narciso fue señalada por deberle el favor de su cargo al ex diputado local Alfredo Sánchez Esquivel, influyente morenista en aquel año 2021 que –se dice hasta dentro de la CDHEG- no sólo la puso, sino que hizo que la ya presidenta del organismo metiera a otros incondicionales del ex legislador, con toda la conflictividad que ello conlleva, traducidos en hostigamiento y forzamiento de salida de personal, imposiciones pasando por encima del escalafón sindical, y actualmente –como consecuencia- una serie de acciones administrativas y hasta penales por indebido ejercicio del servicio público de la mujer que ahora puede reelegirse como presidenta del organismo.

Peleada hasta con parte del movimiento social, también activistas feministas han revelado que Cecilia Narciso sólo acude a marchas y mítines, por ejemplo en cada Día Internacional de la Mujer, a posar para fotos y videos, que se usan en sus redes institucionales, aunque –según las quejas- es que vaya a pararse sólo unas cuadras, para dejar las zonas de movilización.

Un organismo –en el papel así debiera ser- autónomo, ahora sin trascendencia, acompañante institucional sin peso, generador de denuncias y hasta acciones penales contra la titular, requiere consolidarse como fuerza confiable, cercana a la gente, que escuche a las víctimas –no sólo a las y a los poderosos-, que no sólo priorice imagen pública del o de la titular; ello va a requerir nuevos aires, de verdad beneficiosos socialmente, a partir de la llegada de quien asuma en la presidencia de la CDHEG, y ello no lo va a garantizar alguien como Cecilia Narciso Gaytán, siempre acusada y polarizada con muchos sectores, quien ya tuvo su oportunidad y en estos cuatro años fueron más los cuestionamientos, dudas, ahora hasta recursos legales en su contra, por ello si hay real voluntad de transformar y democratizar las instituciones, en el Congreso local rechazar la reelección en este proceso electivo es, incluso, un imperativo hasta social.

Comentarios cerrados.